La historia del Museo Nobel
El inventor de la dinamita, el
científico y químico sueco, Alfred Nobel, también llamado «el mercader de la
muerte» fue un hombre admirado y al mismo tiempo repudiado. En 1894 compró la
empresa, Bofors, dedicada a la industria armamentista. Nobel exportaba
principalmente dinamitas a varios países de Europa y América. Y, por
consiguiente, su fortuna creció de manera vertiginosa. Su invento fue una
verdadera revolución en el campo de los explosivos. Se utilizaba en la minería,
en la construcción de líneas ferroviarias, etcétera. Pero también ocasionaba
muertes en las guerras. Y para lavar su imagen, y no ser recordado como el
hombre causante de esos fallecimientos, creó el «Premio Nobel». Un premio que
se otorga a escritores, investigadores y científicos cuyos trabajos representen
un beneficio para la humanidad o, al menos, una contribución destacada en la
sociedad. Desde que se creó el Premio Nobel, en 1901, muchas personas han sido
galardonadas con este premio. Y cuando se cumplieron los 100 años, en 2001, el
Comité Nobel decidió festejar este evento con una gran exposición llamada
«Personajes, entornos sociales y creatividad». De pronto surgió una inmensa
incógnita: ¿Cómo presentar a tantos laureados? Después de muchas propuestas
finalmente llegaron a la conclusión de fundar un museo en honor a Alfred Nobel.
Este museo está ubicado en la ciudad vieja de Estocolmo, en una hermosa mansión
del siglo XVIII. Podríamos decir que el Museo del Premio Nobel es un puente
entre el desarrollo científico de la humanidad y la vida sociocultural. Por eso
se realizan diferentes actividades: exposiciones, cortometrajes, seminarios,
debates sobre temas actuales, investigaciones y programas infantiles. El Museo
recibe también a estudiantes tanto de primaria como de bachillerato. Con todo
ese dinamismo se pretende manifestar que las personas, realmente, pueden
cambiar el mundo con su actitud.
Alfred Nobel tenía un admirable
talento para inventar cosas. Registró 350 patentes diferentes. O sea, la
creatividad estaba bien relacionada a su persona. En este contexto, dos salas
pequeñas del Museo hacen hincapié, mediante cortometrajes, a la creatividad. La
idea es despertar en el público preguntas como: ¿Qué es lo más importante en el
proceso de la creatividad? ¿La creación individual, o el entorno social? Para
ilustrar esta disyuntiva se muestra la vida, y sus combinaciones, de 30
personas galardonadas con el Premio Nobel. Se puede apreciar, por ejemplo,
episodios de la vida de Marie Curie, física y matemática polaca que recibió dos
veces el Premio Nobel en las especialidades de Química, en 1935, y de Física en
1903. De igual manera se percibe la vida de Albert Einstein, Premio Nobel de
Física en 1921. Martin Luther King, Premio Nobel de la Paz en 1964, también
está presente en una película. En uno de los cortometrajes se presenta un
colegio de la India en el área de Santiniketan, situada a 150 kilómetros al
noroeste de Calcuta, fundado por Rabindranath Tagore, filósofo y poeta hindú,
Premio Nobel de Literatura en 1913.
La directiva
del Museo cada año hace llegar una carta, a las personas que han sido
condecoradas con el premio, en donde les preguntan si pueden donar un objeto de
su pertenencia. Y en la sección denominada «Galería» se exponen fotos de
algunos laureados y el objeto que donaron. En una vitrina, por ejemplo, está la
foto de Mario Vargas Llosa, Premio Nobel de Literatura en 2010, y en un costado
se luce un hipopótamo de madera que pertenecía a la colección del literato.
Otros objetos a la vista son: los lentes del Dalai Lama (Premio Nobel de la Paz
en 1989), una pequeña tijera de Herta Müller (Premio Nobel de Literatura en
2009), los zapatos de Selma Lagerlöf (Premio Nobel de Literatura en 1909), una
carta de Albert Einstein, etc. Lo más llamativo de este sector es una bicicleta
que utilizaba Amartya Sen, de nacionalidad paquistaní, y Premio Nobel de
Economía en 1998. Sen se crió en el seno de una familia de clase media. De niño
fue testigo de una tremenda hambruna en la zona de Bengal, en donde murieron
miles de personas. Estudió en el colegio que fundó Tagore. A los 14 años fue
nombrado secretario del Consejo estudiantil que organizaba trabajos sociales.
Conmovido por la pobreza y el analfabetismo en muchas aldeas de su país, llegó
a inaugurar colegios para mejorar las condiciones de vida de los más pobres. Y
empezó a investigar acerca de las causas de la pobreza. Estudió profundamente
de qué manera se reparten los fondos públicos en una sociedad, cómo funciona la
democracia, quiénes tienen derecho a hospitales, a la educación etcétera.
Andaba en bicicleta aldea por aldea para pesar a los pequeños. Quería explicar,
con exactitud, la diferencia de peso entre los niños y las niñas recién
nacidas. Esa bicicleta se encuentra en el Museo.
Alfred Nobel hablaba varios
idiomas, vivió en muchos países y frecuentaba cafeterías. Por eso, la cafetería
del Museo del Premio Nobel transmite, de algún modo, esa atmósfera de las
cafeterías de Moscú, de París, de Estocolmo, de Viena, etcétera. En la parte
inferior de algunas sillas, se encuentran dedicatorias, fechas y firmas de
ciertas personas que fueron honradas con el Premio Nobel.
Otro detalle interesante es que
todas las personas laureadas con el premio se exhiben en un sistema mecánico
ingenioso. En el techo del Museo se ha instalado una especie de rieles, en
donde se entrelazan pequeñas ruedas de metal, de las cuales cuelga una
fotografía del laureado o laureada con el premio. Además, se menciona la
motivación de dicho premio por la Academia Sueca. Centenares de fotos se van
desplazando lentamente por todo el Museo. Y el visitante está obligado a
levantar la cabeza para contemplar a esos hombres y a esas mujeres que llegaron
a este mundo con una luz en el cerebro.
Javier Claure Covarrubias nació en Oruro, capital folklórica de Bolivia. Es miembro del Pen-Club Internacional, de la Unión Nacional de Poetas y Escritores de Oruro (UNPE), de la Sociedad de Escritores Suecos, del Movimiento Poético Mundial (World Poetry Movement), del Liceo Poético de Benidorm (España), de la Asociación de Escritores de Madrid (AEM) y miembro de número de la Academia Norteamericana de Literatura Moderna, Capítulo España. Ejerce el periodismo cultural. Fue uno de los organizadores del Primer Encuentro de Poetas y Narradores Bolivianos en Europa (Estocolmo, 1991).
Ha estudiado informática en la Universidad Real de Tecnología de Estocolmo (Kungliga Tekniska Högskolan) y en la Universidad de Uppsala (Suecia). También estudió matemáticas en la Universidad de Estocolmo, casa de estudios donde además obtuvo una Maestría en Pedagogía y una Licenciatura en Sociología. Formó parte de la redacción de las revistas literarias “Contraluz” y “Noche Literaria”. Sus poemas han sido publicados en varias antologías y ha participado en Festivales Internacionales de Poesía. Durante los últimos 15 años ha asistido al discurso Nobel del Premio Nobel de Literatura en Estocolmo, como también a las charlas del Premio Nobel de Literatura en la Biblioteca de Rinkeby, evento que se lleva a cabo para los estudiantes de los Colegios Askeby y Bredby.
Publicaciones: "Preámbulos y ausencias" (2004), "Con el fuego en la palabra" (2006), "Extraño oficio" (2010), "Réquiem por un mundo desfallecido" (2014) y “De Escandinavia a los Andes” (2016).
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