José Martí: «Lo que escribe el dolor queda grabado en la memoria de los hombres»


Han pasado dos años y medio desde que Jorge Larserna Vargas, nacido en 1948 en Oruro (Bolivia), dejó este mundo; pero su voz sigue viva en cada uno de sus versos. Conocí a Jorge Laserna hace muchísimos años. Solíamos reunirnos en su casa, de vez en cuando, para conversar. Y las palabras fluían y se entrelazaban en diálogos sobre poesía, literatura; pero también platicábamos acerca de la situación política de Bolivia. Cuando, Kazuo Ishiguro, Premio Nobel de Literatura 2017, dio su discurso en el salón de la Academia Sueca, le invité a este solemne acto. Se sentía contento aquel día, me acuerdo bien. Le gustó mucho escuchar las palabras que salían de los labios de Ishiguro. El siguiente año, a finales de noviembre, me llamó dos veces para decirme: «hermanito, no te olvides invitarme nuevamente al discurso Nobel de este año».
 
Laserna Vargas ha publicado tres poemarios a lo largo de su vida. Y me obsequió los tres libros con dedicatorias. Su poemario inicial se titula  «Siguiendo huellas». La primera parte de este libro contiene poemas de Jorge Laserna Trullenque, su abuelo paterno. Y la segunda parte abarca poemas de Jorge Laserna Vargas.


Analizando un poema de su primer libro encontramos la siguiente estrofa:
[...] mis sueños son realidades inalcanzables
        portones sellados con cerraduras inimaginables
        oscuros callejones que terminan en amplias avenidas
        son ilusiones de ávida vida, son pesadillas de muerte placentera.


Estas palabras nos invitan a reflexionar sobre la naturaleza paradójica de la existencia humana. Nos recuerda que nuestros sueños, aunque a menudo parecen inalcanzables, son vitales para nuestra aspiración y crecimiento. Es decir, los sueños son una expresión de la lucha constante del ser humano para alcanzar aquello que está en el pedestal más alto de nuestros deseos. Y, una vez logrado, nos hace sentir felices. Las barreras, los portones cerrados o los oscuros callejones, que tenemos que pasar durante nuestras vidas, simbolizan los desafíos que enfrentamos en nuestro camino. Mientras que la eventual apertura hacia amplias avenidas propone un mensaje de esperanza y redención.


En su segundo poemario «Nostalgias», editado en Bolivia en 2014, hace un repaso de su juventud y de los amores idos por las circunstancias de la vida. Y toda esa nostalgia es canalizada en un bautismo poético. Sin embargo, es bueno recalcar, este libro se abre a la luz con un poema dedicado a su mujer, Anna Hasekiduu, oriunda de Tesalónica (Grecia). 



En el poema «Compañera mía» declara:


[...] en tus ojos calmos
       duermen mis inviernos,
       juegan mis veranos,
       siento que me cautivas
       porque somos uno, tú y yo.


Los ojos, que son las ventanas del alma, guardaron con ternura los inviernos que pasó el poeta, y el frío fue suavizado por el calor de la mirada de su amada. El último verso hace alusión a una unión eterna. Es precisamente esta unicidad que encierra a dos almas juntas navegando por los océanos de la vida. Así demuestra su amor infinito por su compañera con la que tuvo dos hijos.


En otro poema titulado «Amargura» manifiesta:


[…] tan dentro de mí penetras
        amargura,
        no siento aromas ni ternuras,
        aunque esta vida es mía
        ya no la quiero, sé que está perdida.


Metafóricamente hablando, Laserna Vargas, alude a las partes afiladas y perversas de la vida que, a veces en el momento menos pensado, nos sorprende con una guadaña mortal. En este contexto, los cimientos del «cogito ergo sum» ocasionan profunda tristeza y dolor en el espíritu.


El tercer poemario «Lágrimas de sangre», también editado en Bolivia en 2014, está bañado de angustia. Las palabras se deslizan por las páginas como lágrimas de sangre que brotan desde su universo interior. La tinta se convierte en un río rojo de emociones donde cada estrofa está marcada por un corazón roto. La palabra «muerte», en este libro, se repite más de cien veces como un mantra que susurra al viento.


Cuando se sufre la pérdida de un ser querido, el doliente siente una congoja que se clava como espinas en el pecho, robando el aliento y dejando una herida que jamás cicatriza. Así lo siente Laserna Vargas, y en el epílogo de este poemario testifica: «Tomé la pluma y empecé a escribir después de la muerte de mi hijo menor Andreas. Su partida me laceró el alma, y esa herida profunda la atenuaba escribiéndole algunos poemas. Mi enorme curiosidad sobre la muerte, hizo que me aboque al tema de esta dama que viene tan ligada a los mortales. Su continua compañía a la par de la vida, y su espectro tan temido fue la fuente de inspiración para este libro que lo llamé Lágrimas de sangre»


La muerte es el final ineludible de la existencia, y representa el mayor enigma de la vida. Es un misterio que todos, tarde o temprano, enfrentamos; pero nadie puede desentrañar completamente. No obstante, la muerte trasciende lo meramente físico e implica profunda meditación. En el caso de Laserna Vargas, los poemas de su libro «Lágrimas de sangre», son como una gasa protectora sobre las heridas abiertas que dejó la muerte de su hijo.


En una estrofa del poema «Lamento final» expresa:


[...] ¿qué quedará de mí, después de muerto?      
       ¿quién será aquel que vista de negro?
       ¿será que viva en alguna memoria?
       o sólo en ese vetusto libro que dejé escrito.

El poeta plantea preguntas acerca del legado personal, y sobre la memoria «post mortem». Cuestiona quién realmente lamentará su muerte, y deja ver la duda de «quién será esa persona» que llevará la vestimenta negra como símbolo de duelo. Simultáneamente, indaga en lo que respecta a la posibilidad de ser recordado. Dicho de otra manera, pone en tela de juicio el anhelo de perdurar en la memoria de los demás. Finalmente, plantea la idea de que la única manera de ser recordado, quizá, podría ser a través de las obras que deja un escritor, un poeta o el artista en general.


En el poema «Me muero» camina por una «vía crucis» para revelar, sin reparos, el abismal sufrimiento por el que está pasando, causa que lo lleva a escribir:


[...] me desgarro y sangro poesía
       mil versos al segundo me esquivan
       algunos se me envuelven todos encarnados
       tiritando de tanto dolor y de miseria.


Aquí vemos que el padecimiento y el desgarro se tornan en poesía para purgar el dolor. Y los versos salen encarnados. La palabra «encarnados» hace referencia a esos vocablos impregnados con la carne y la sangre del autor. La zozobra misma, en esta estrofa, tirita en un cielo sin estrellas.


El poema «Llanto» parece una lluvia que cae de manera constante. Pero al mismo tiempo es agua que se filtra, por el alma, para ofrecer consuelo. Y la lluvia suena en su delicado techo:


[...] lloré con tanta amargura
       para sacarme tantas penas
       que llevo ocultas
       lloré al ver mi cuerpo derrotado
       para lavar mi alma errante
       con crueles lágrimas manchadas.


       Lloré escribiendo toscos versos
       que a nadie importan
       lloré tanto que ya no sé
       si me quedan fuerzas
       para seguir llorando.
      


El llanto, en estas dos estrofas, no es solamente una manifestación de tristeza, sino también un intento de expulsar «las penas ocultas» que se han acumulado en las entrañas del autor.


Recordando las palabras del gran poeta cubano José Martí (1853-1895), quien dijo: «La poesía es un dolor. Y lo que escribe el dolor, es lo único que queda grabado en la memoria de los hombres». Jorge Laserna, al igual que un alquimista, supo transformar el dolor en poesía. Y nos ha llevado, con valentía, a transitar por los caminos que han pisado sus pies. De esta manera, nos regaló la esencia de su alma sensible.


Hoy, ya no está entre nosotros y, sin duda alguna, es recordado por sus seres queridos, pero también por sus verdaderos amigos que compartieron momentos agradables durante su vida. Por lo tanto, perdurará en la memoria de un círculo de personas. Seguro que, Jorge Laserna, encontró paz en la certeza de que su hijo, le aguardó un lugar en el más allá de este mundo. Nos deja, entonces, una imagen de un reencuentro celestial, donde padre e hijo se abrazan de nuevo, liberados de toda tristeza.


 


 


 


 


 


 


Javier Claure Covarrubias
Javier Claure Covarrubias

Javier Claure Covarrubias nació en Oruro, capital folklórica de Bolivia. Es miembro del Pen-Club Internacional, de la Unión Nacional de Poetas y Escritores de Oruro (UNPE), de la Sociedad de Escritores Suecos, del Movimiento Poético Mundial (World Poetry Movement), del Liceo Poético de Benidorm (España), de la Asociación de Escritores de Madrid (AEM), de la Asociación Colegial de Escrirores de España (ACE) y miembro de número de la Academia Norteamericana de Literatura Moderna, Capítulo España. Ejerce el periodismo en medios internacionales. Tiene poemas y artículos publicados en blogs, en periódicos y en revistas literarias a lo largo y ancho del mundo. Fue uno de los organizadores del Primer Encuentro de Poetas y Narradores Bolivianos en Europa (Estocolmo, 1991).

Ha estudiado informática en la Universidad Real de Tecnología de Estocolmo (Kungliga Tekniska Högskolan) y en la Universidad de Uppsala (Suecia). También estudió matemáticas en la Universidad de Estocolmo, casa de estudios donde además obtuvo una Maestría en Pedagogía y una Licenciatura en Sociología.

Formó parte de la redacción de las revistas literarias “Contraluz” y “Noche Literaria”. Está incluido en el "Diccionario de Autores Orureños" (2007). Algunos de sus poemas han sido seleccionados para las siguientes antologías: “El libro de todos” (1999), “La poesía en Oruro” (2005), “Poesía boliviana en Suecia” (2005), “Poesía Boliviana Contemporánea” (2007), “Antología Comentada de la Poesía Boliviana” (2010), “Antología de la poesía universal, poetas del siglo XXI (2010), “Poesía Solidaria” (2013), “Antología poética de amor y desamor, España” (2016), “Antología poética bilingüe rumano-español, Rumania” (2016), “Antología del Festival Internacional de Poesía Benidorm & Costa Blanca" (2016), "Literatura boliviana en tierra de Lorca" (2024) y "Dejemos que la palabra vuele, Liceo Poético de Benidorm" (2025).

Durante los últimos 15 años ha asistido al discurso del Premio Nobel de Literatura  en el salón de la Academia Sueca. También ha asistido a las charlas del Premio Nobel de Literatura en la Biblioteca de Rinkeby, evento que se lleva a cabo, cada año, en colaboración con los alumnos del Colegio Askeby y Bredby. Ha escrito extensos artículos relacionados con el Premio Nobel de Literatura.

Ha participado en el Primer Festival Internacional de Poesía, Benidorm y Costa Blanca (España, 2016), en la cuarta edición de los Encuentros Internacionales de Poetas en Telciu (Rumanía, 2018), en el XVI Aniversario del Liceo Poético de Benidorm en Priego de Córdoba (España, 2019), en el Recital de Poesía de la Asociación Cultural “La Empírica, Espacio de Arte y Creación” en Granada (España, 2019) y en el Primer Festival Internacional de Poesía Diverbium en Madrid (España, 2019).

Publicaciones: "Preámbulos y ausencias" (2004), "Con el fuego en la palabra" (2006), "Extraño oficio" (2010), "Réquiem por un mundo desfallecido" (2014), “De Escandinavia a los Andes” (2016) y ¿De qué espejo está hecha la vida? (2024).

 

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