Forssell junior y la indulgencia que nunca llega a los barrios migrantes
Suecia ha sido históricamente un ejemplo de bienestar social con una red de
protección estatal admirada globalmente. Esta solidez ha contribuido a niveles
de vida envidiables, y a una confianza ciudadana notable en sus instituciones.
Sin embargo, en los últimos años, esta misma estructura ha empezado a mostrar
fisuras. La presión migratoria, sumada a un aumento de desigualdad en algunos
barrios urbanos, ha desafiado la capacidad del Estado sueco para mantener su
promesa de equidad y de cohesión social.
Entonces, surge la pregunta ¿puede una sociedad tan avanzada seguir
ignorando ciertos síntomas de fragmentación interna?
La percepción de inseguridad, el crecimiento de los partidos de extrema
derecha y el aumento de la desconfianza hacia la inmigración advierten que el
modelo sueco enfrenta una prueba delicada. La prensa señala que desde mediados
del año 2000 comenzó un crecimiento de la violencia armada en Suecia. Además,
se aceleró después de 2013. Es decir, lo que antes era un país con bajos
índices de homicidios con armas; se ha transformado en un país líder de
crímenes callejeros. Y este cambio muestra un patrón estructural: la
criminalidad no solo ha aumentado, sino que se redefine a través de las nuevas
generaciones. De acuerdo a un estudio hecho por el Consejo de Prevención del
Delito (Brottsförebyggande rådet), los jóvenes varones son el grupo más
implicado en la delincuencia violenta en general. Los jóvenes con dos padres
extranjeros y los nacidos en el extranjero son los más sobrerrepresentados en
la violencia callejera y crímenes graves. Los jóvenes con un padre extranjero
también están representados, pero en menor escala que el grupo anterior.
Mientras que los jóvenes suecos con padres suecos son el grupo de menor
presencia en la criminalidad callejera. Los expertos indican algunas causas
para el crecimiento de la criminalidad, como por ejemplo factores
socioeconómicos: el desempleo, la pobreza y el bajo nivel educativo en los
llamados barrios vulnerables en donde jóvenes, menores de edad, de origen
inmigrante son reclutados por clanes criminales. Otros factores son:
segregación, narcotráfico, racismo y discriminación institucionalizada. Algunos
creen que el crimen organizado se ha propagado debido a la inmigración
excesiva, y a la falta de integración en la sociedad sueca.
En Suecia existe una percepción generalizada, tanto entre la población como
en los políticos, de que la política migratoria ha fracasado. Pero para
entender mejor lo que pasa en este país nórdico, es importante señalar que
desde 2022 Suecia está gobernada por cuatro partidos: Demócratas Suecos,
Moderados, Demócratas Cristianos y Liberales. El partido Demócratas Suecos se
fundó a finales de los años 80. Tony Gustavsson, historiador e investigador de
la Universidad de Uppsala, haciendo alusión a los fundadores, dice: «uno
pertenecía al nuevo movimiento sueco (Nysvenska rörelsen), un movimiento de
ideas fascistas. Otro pertenecía al movimiento cabezas rapadas
(Skinnskallerörelsen), un movimiento racista, y otros parecen haber cultivado
diversos tipos de contactos nacionalsocialistas y se han movido sin obstáculos
en estos entornos». Maria Robsahm, autora del libro «Demócratas Suecos y el
Nazismo», advierte: «El actual partido político Demócratas Suecos se ha
apoderado de una ideología que debería haber desaparecido para siempre en 1945.
Pero el nazismo y las tendencias nazis continúan, año tras año, con la misma
frecuencia bajo la pulida superficie de este partido de extrema derecha». En
otras palabras, Suecia está gobernada por un partido con raíces nazis y tres
partidos ultra-reaccionarios con claras tendencias fascistas. A esta coalición
se la denomina «la coalición Tidö», refiriéndose a un acuerdo que firmaron,
esos cuatro partidos en el Castillo Tidö, y que se hizo público el 14 de
octubre de 2022. En dicho acuerdo se manifiestan temas como: educación,
delincuencia, atención sanitaria, integración, problemas ambientales, energía,
migración y crecimiento económico. Asimismo, este acuerdo significa que ningún
jefe de partido puede criticar a otro jefe de otro partido. Es decir, en el
fondo y muy sutilmente, todos comparten ideas autoritarias.
En este sentido han elaborado, por ejemplo, un documento llamado
«comportamiento inadecuado, o mala conducta» (bristande vandel). Y significa
que una persona, con permiso de residencia en Suecia, puede ser expulsada
debido a su mala conducta. Según el Acuerdo Tidö, incluye la prostitución, el
abuso de sustancias, participación en una organización, red o clan criminal,
como también la participación en organizaciones o entornos que promueven la
violencia. O la participación en grupos extremistas que amenazan los valores
suecos fundamentales. Está claro que las personas que se dedican a actos
delincuenciales y de criminalidad, deben ser expulsadas del país. Pero da la
impresión que este gobierno ha empezado su mandato con un odio exacerbado hacia
los inmigrantes, especialmente contra las personas que no tienen sus papeles en
orden. Además, insinúan de refilón que «todos los males en la sociedad sueca se
deben a la inmigración». Y en cuanto a su política migratoria, están aplicando
una mano de hierro, y en ciertos casos los métodos que se utilizan para
deportar a una persona degradan la condición humana.
Cada semana se lee en los periódicos sobre personas, de todas las
nacionalidades, que han sido deportadas a sus países de origen. Y no se trata
de personas relacionadas con la criminalidad, con la prostitución o con grupos
extremistas. Se trata de personas trabajadoras que estaban esperando el permiso
de residencia. Personas que habían vivido muchos años en Suecia, que tenían
trabajo, una cuenta bancaria y pagaban impuestos. Este es el caso de la familia
Kalac que llegaron a Suecia hace casi 10 años. Tenían trabajo, pagaban
impuestos e incluso tienen familiares enterrados en un cementerio de Suecia. La
Policía les notificó que tenían seis meses para regresar a Serbia, su país de
origen. Arnela Kalac comentó: «Me siento muy triste, no tengo palabras. Es inhumano
lo que está pasando» (Noticias de la Televisión Sueca). Otro caso, una
adolescente de 15 años, Nadine, que nació en Suecia. Ella y sus padres de
Argelia han sido deportados. Nadine con llanto en el rostro dijo: «No tengo
ningún futuro en Argelia. Suecia es mi patria» (Periódico Aftonbladet). Ebou
Kamateh, un hombre de 41 años, vivió en Suecia cuatro años con sus dos hijas
nacidas en Gotemburgo y su compañera sueca. Hace unas semanas fue deportado.
Ebou se refirió a este hecho con las siguientes palabras: «he hecho todo
correctamente durante cuatro años. ¿Por qué debo abandonar mi familia?»
(periódico Correos de Gotemburgo). Y así pudiera citar miles de casos. Sin
lugar a dudas, la política migratoria que lleva adelante Suecia es: «justos
pagan por pecadores».
El ministro de Migración de Suecia, Johan Forssell, con sus discursos
moralistas en grado superlativo, ha criticado duramente a los padres de los
jóvenes que cometen actos delictivos. Y ha dicho que los padres de los
adolescentes involucrados en bandas criminales, deben asumir su
responsabilidad. Y, por consiguiente, ha dado a entender que es error de los
padres si un adolescente tiene inclinaciones criminales. Es más, Forssell, ha
llegado incluso a sugerir seguimientos penales para los progenitores, cuyos
hijos estén relacionados con actos criminales.
A mediados del mes pasado estalló una crisis que sacudió la política como
el debate social en Suecia: el hijo del mismísimo Johan Forsell, estaba
vinculado a grupos criminales de extrema derecha. Según la investigación, de
casi un año, llevada a cabo por la revista Expo, el adolescente participó
activamente en el movimiento «Club activo de Suecia» (Aktiv Klubb Sverige),
intentó reclutar gente para la organización «Suecia libre» (Det fria Sverige) y
mantuvo contactos con el «Movimiento de Resistencia Nórdica» (Nordiska
motståndsrörelse), un movimiento considerado terrorista por Estados Unidos. De
acuerdo a la Inteligencia de Seguridad de Suecia (Säpo) estos movimientos
tienen una clara conexión con el extremismo violento de derecha, y son
considerados un peligro para la seguridad de Suecia.
En un principio, el Gobierno trató de ocultar la conducta delictiva del
hijo de Forssell. Seguramente para proteger la imagen política del
ministro de Migración. Sin embargo, algunos sectores de la sociedad pedían su
renuncia. Y la presión de los otros partidos, que no pertenecen a la coalición
Tidö, obligaron finalmente a Johan Forssell a ponerse frente a las cámaras de
la telivisión para dar una explicación al pueblo sueco. Forssell visiblemente
afectado dijo que estaba horrorizado y que se encontraba en un «estado de
shock». Acotó que no estaba al tanto de las acciones de su hijo, y que este
ahora está profundamente arrepentido. Aclaró que las malas conductas de su hijo
han cesado, y que no existen sospechas penales en su contra. Al mismo tiempo,
aseguró que permanecerá como ministro. Johan Forssell siempre ha utilizado un
lenguaje desproporcionado y agresivo contra los jóvenes inmigrantes que cometen
actos criminales, pero también contra sus progenitores. Y cuando se descubrió
que su hijo estaba involucrado en grupos de extrema derecha criminales, cambió
su discurso y dijo hipócritamente: «aborrezco toda forma de extremismo
político». La retórica del gobierno también cambió. El ministro de Justicia,
Gunnar Strömmer, dijo: «utilizar a los niños en la campaña política perjudica a
la democracia». Carl-Oskar Bohlin, ministro de Defensa Civil, acotó: «Esto
afecta a una familia que no es pública. Johan Forssell es público, pero sus
hijos no lo son». El primer ministro, Ulf Kristersson, salió rápidamente de su
escondrijo para cubrir la espalda de su ministro y explicó: «Creo que Johan
Forssell ha actuado como un padre responsable al enterarse de que su hijo
estaba en malas compañías. Por supuesto que sigo confiando en Johan Forssell
como ministro de Migración». Y la viceministra Ebba Busch, la Ursula von der
Leyen sueca, que muchas veces ha lanzado ácido sulfúrico de su boca en contra
de los extranjeros, también apoyó a Forssell.
En definitiva, Johan Forssell no asumió su responsabilidad de padre al no
controlar «la conducta criminal de su hijo». Y, por lo tanto, según sus propias
conjeturas tendría que ser sometido a un juicio penal. Esta conducta rara e
injusta por parte del gobierno, es un claro ejemplo de moralización selectiva:
la misma conducta se interpreta de un modo u otro según la clase, la posición
social y el capital político de los involucrados. Este doble estándar no es
nuevo en Suecia. Las élites tienden a enmarcar los desvíos de los «suyos» como
fallos individuales relativizando los hechos delictivos. Mientras los fallos de
los jóvenes inmigrantes de barrios vulnerables exigen castigo y reformas
punitivas.
Miles de inmigrantes en Suecia trabajan en restaurantes, hospitales, asilos de
ancianos, construcción, limpieza, transporte, tiendas, cárceles, fábricas,
colegios, universidades, viviendas para personas con discapacidad, jardinerías,
oficinas, peluquerías, salones de belleza; etc. También hay miles de
inmigrantes trabajando en otras áreas de la sociedad. Dicho de otra manera,
Suecia no funciona ni un solo minuto sin los inmigrantes. Según estudios
estadísticos, la inmigración en Suecia en sí, no es una causa para la
criminalidad; pero también es cierto que hay una sobrerrepresentación de
hombres jóvenes de origen inmigrante en ciertos tipos de delincuencia,
especialmente en zonas vulnerables con alto desempleo y escasa integración.
Tomando en cuenta todo lo indicado arriba, el caso del hijo de Forssell
expone una fractura de credibilidad de un gobierno que maneja un discurso
oficial para penalizar la marginalidad cuando está lejos del poder, y encubre
la responsabilidad cuando toca a los propios. Si se quiere coherencia y
democracia en la tarea de castigar un delito, la solución no es guiarse por el
libreto de doble moral, sino más bien aplicar el mismo rasero ético sin mirar
el apellido, el lugar donde se vive ni el color de la piel.
Javier Claure Covarrubias nació en Oruro, capital folklórica de Bolivia. Es miembro del Pen-Club Internacional, de la Unión Nacional de Poetas y Escritores de Oruro (UNPE), de la Sociedad de Escritores Suecos, del Movimiento Poético Mundial (World Poetry Movement), del Liceo Poético de Benidorm (España), de la Asociación de Escritores de Madrid (AEM), de la Asociación Colegial de Escrirores de España (ACE) y miembro de número de la Academia Norteamericana de Literatura Moderna, Capítulo España. Ejerce el periodismo en medios internacionales. Tiene poemas y artículos publicados en blogs, en periódicos y en revistas literarias a lo largo y ancho del mundo. Fue uno de los organizadores del Primer Encuentro de Poetas y Narradores Bolivianos en Europa (Estocolmo, 1991).
Ha estudiado informática en la Universidad Real de Tecnología de Estocolmo (Kungliga Tekniska Högskolan) y en la Universidad de Uppsala (Suecia). También estudió matemáticas en la Universidad de Estocolmo, casa de estudios donde además obtuvo una Maestría en Pedagogía y una Licenciatura en Sociología.
Formó parte de la redacción de las revistas literarias “Contraluz” y “Noche Literaria”. Está incluido en el "Diccionario de Autores Orureños" (2007). Algunos de sus poemas han sido seleccionados para las siguientes antologías: “El libro de todos” (1999), “La poesía en Oruro” (2005), “Poesía boliviana en Suecia” (2005), “Poesía Boliviana Contemporánea” (2007), “Antología Comentada de la Poesía Boliviana” (2010), “Antología de la poesía universal, poetas del siglo XXI (2010), “Poesía Solidaria” (2013), “Antología poética de amor y desamor, España” (2016), “Antología poética bilingüe rumano-español, Rumania” (2016), “Antología del Festival Internacional de Poesía Benidorm & Costa Blanca" (2016), "Literatura boliviana en tierra de Lorca" (2024) y "Dejemos que la palabra vuele, Liceo Poético de Benidorm" (2025).
Durante los últimos 15 años ha asistido al discurso del Premio Nobel de Literatura en el salón de la Academia Sueca. También ha asistido a las charlas del Premio Nobel de Literatura en la Biblioteca de Rinkeby, evento que se lleva a cabo, cada año, en colaboración con los alumnos del Colegio Askeby y Bredby. Ha escrito extensos artículos relacionados con el Premio Nobel de Literatura.
Ha participado en el Primer Festival Internacional de Poesía, Benidorm y Costa Blanca (España, 2016), en la cuarta edición de los Encuentros Internacionales de Poetas en Telciu (Rumanía, 2018), en el XVI Aniversario del Liceo Poético de Benidorm en Priego de Córdoba (España, 2019), en el Recital de Poesía de la Asociación Cultural “La Empírica, Espacio de Arte y Creación” en Granada (España, 2019) y en el Primer Festival Internacional de Poesía Diverbium en Madrid (España, 2019).
Publicaciones: "Preámbulos y ausencias" (2004), "Con el fuego en la palabra" (2006), "Extraño oficio" (2010), "Réquiem por un mundo desfallecido" (2014), “De Escandinavia a los Andes” (2016) y ¿De qué espejo está hecha la vida? (2024).
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