LA ESCRITURA TAMBIÉN ESTÁ CON VOSOTROS, VALENCIA.
Lágrimas de dolor derramadas ante la naturaleza desatada que ha golpeado a todos, hasta en el último confín del mundo.
Hermanos de ese corazón sangrante por el dolor causado de esta Dana, os abrazamos desde la distancia. Con palabras entrecortadas, con un silencio que aúlla.
El sufrimiento que ahora sentís, invade nuestros sentimientos, no estáis solos, nuestras manos y cariño serán vuestro sendero.
Naturaleza rugiente que arrastra vidas y esperanzas. Quedan entre vosotros las manos de tantos que arropan y abrazan.
Ante el horror, unimos nuestro esfuerzo a vuestras manos para que no solo sean lágrimas las que limpian el barro. Y aunque sabemos que las palabras no bastan, que sean estas las que expresen la solidaridad y la ternura.
Queremos compartir vuestra angustia para que sea menor y de igual manera las ganas de vivir para que cuente el doble.
Hacer ladrillos del barro, y con esfuerzo y esperanza reconstruir muros para que un nuevo amanecer brille con más tesón enlazado a miles de corazones, los cercanos y los lejanos cruzando el puente de la esperanza.
Unidos se podrá superar esta furia desatada del planeta maltratado. Hoy más que nunca mira hacia tu prójimo, de esa manera también tendrás tú su ayuda y cariño.
Abrazamos a una tierra herida, somos todos uno, retiramos ese lodo en el que creéis que os estáis ahogando pero que seguro pronto saldrá el sol, compañeros…
Los que escribimos quisiéramos encontrar las palabras exactas, sus combinaciones perfectas, para elaborar bálsamo y tiritas que alivien vuestras heridas abiertas.
Se suicidan miles de lágrimas desde muchos ojos, no solo de España.
Las palabras son vanas, pero os ofrecemos este abrazo hermanado que os ayude, que nos ayude, a seguir.
Que mis manos os sirvan de asiento donde sosegar el día, bajo un magnífico reflejo mezclado con gotitas de ánimo, a la luz de un cielo limpio y azul.
Ante tanta tristeza y llanto, ocasionado por esta tragedia sin límites, nos unimos en solidaridad a los que están sufriendo por la Dana alzando nuestras voces de poetas. Vuestras lágrimas y vuestro dolor es nuestro.
Nadie puede permanecer indiferente ante la magnitud de la catástrofe y la fuerza destructiva de la naturaleza. En contraste, la solidaridad abnegada de personas anónimas y servicios sociales que se han crecido en la adversidad revelándose como auténticos héroes.
"Soy persona y nada de lo humano me es ajeno".
Solo un corazón, unas manos, la fuerza de un sentimiento nos une en este horror que abrasa el alma. Todos somos uno, todos somos...un solo corazón.
Nadie puede quedar indemne. Somos un solo corazón que estos días sangra por mil heridas, por cientos de muertos, por miles de desaparecidos, por tanta angustia, tanta rabia, tanta amargura.
Necesitamos aire para secar el barro y la sangre. Necesitamos tiempo para amainar el miedo, necesitamos generosidad para sentirnos acompañados y, principalmente, necesitamos todos los medios y recursos especializados, ya.
Ayuda, ya.
Vuestras lágrimas me llegan en la distancia, vuestras penurias se acurrucan en mi almohada y ese lodo se adhiere a mi piel como ese agua que lleno de ira mata. No puedo quitármelo, explota y arrasa, devasta casas y cuerpos, apaga vidas y esperanzas. Y yo en la distancia os abrazo con fuerza y os acomodo en mi cama y en silencio espero a que el día amanezca.
Un silencio que arrasa y devasta los ojos, supervivientes de esta locura de miedo y lodo. Un único latir en los pechos que, con dolor, se elevan en el tiempo y el espacio para llevar la esperanza del renacer en las almas heridas.
Todo un pueblo llora agarrado a la esperanza.
Pide a gritos no ser olvidado.
Que la fortaleza humana sea imperecedera,
que la angustia de los Valencianos
sea sanada.
Y que nuestros corazones rotos cicatricen con las vendas del amor y la esperanza que el tiempo nos proporcionará a todos.
Corazones infantiles
agrietados.
Almas dañadas.
Ojos sin brillo,
risas perdidas,
color, ESPERANZA.
Esta noche, madre, quiero decirte que de mayor quiero ser bombero, médico, soldado, policía, barrendero, enfermero, conductor de ambulancia, tractorista o simplemente, un voluntario que ayude siempre a la gente en silencio y con el corazón en un puño viendo tanto dolor. No quiero ser político o alto funcionario acomodado en su sillón viendo las desgracias de tanta gente sin hacer nada. Me siento mal, mamá. No entiendo cómo discuten sin que se junten e intenten, por un día, ser humanos. No puedo ver cómo juegan como si fuéramos peones de una partida de ajedrez.
Hoy tampoco podré dormir, sin que estés a mi lado, mamá. Te añoro, tanto…
Junta directiva de la Asociación de Escritores de Madrid
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