Escribir en tiempos difíciles

La profesión de escritor, en su defecto, afición, está ligada al momento de creatividad del autor. Los hay que requieren evadirse de la realidad para producir textos; permanecer en soledad, en un ambiente agradable que colabore a que la mente esté activa y visualice de forma clara los contenidos que desea transmitir. Asociamos ese perfil de escritor a lo que hemos leído en libros y visto en películas de la gran pantalla. Confortables chalets en el campo o la montaña, donde el artista recluido puede respirar aire puro, pasear, mirar el horizonte, escuchar el canto de las aves, y la inspiración brota como un manantial y los folios vuelan en el teclado del ordenador; otrora,  máquinas de escribir antiguas, con su característico tac-tac-tac. Me temo que, a lo peor, la situación actual de confinamiento no coincide con lo anteriormente expuesto. Por los comentarios que percibo de compañeros, parece que nos cuesta realizar aquello que habitualmente estaba ligado de forma natural al día a día. Fluyen las ideas, pero cuesta reflejarlo en palabras.

Otros autores, entre los que me incluyo, escriben o han escrito sus obras en lugares bulliciosos: cafés, pub, espacios públicos, donde el nivel de ruido cumplía la misión de introducir al escritor en un pozo profundo de máxima concentración. Llegado el punto, todo lo que rodea al creador desaparece. Y es él, el papel o el ordenador, una mesa, sillas, y brotan las letras con facilidad. Es un modo de socializar, en una especie de trastorno de espectro autista, donde el escenario crea un gran teatro para que nada detenga el progreso del libro que se encuentra en ciernes, pero que la existencia del entorno no es indispensable para progresar, más bien, es un estado de conciencia en el que se elude la realidad y se crea una atmósfera propia. Pero, carajo, tampoco coincide con el momento de confinamiento que nos han impuesto en aras de solventar la extensión de la pandemia.

Entonces, ¿qué instante estamos viviendo para el creador? ¿Van a surgir miles de trabajos literarios escritos en este tiempo, de poesía, narrativa, ensayo, historia, cuando finalice la reclusión en la que estamos sumidos?

Mi humilde opinión es que sí. Tras el estado de shock de las primeras dos semanas el espíritu altivo, vehemente, inquieto y generador de ideas de los autores fructificará en maravillosos escritos llenos de ternura, nostalgia, ansias de vivir, conocer, experimentar y degustar la existencia.

Saldremos fortalecidos como artistas. Podremos constatar que el espíritu nos conduce a plasmar en obras aquello que corre por nuestras venas; que nos motiva a compartir, dar a conocer y regalar belleza.

Os invito a sentir la satisfacción por el don que nos ilumina. Tener la capacidad de comunicar con las letras, la pintura, escultura, música y resto de artes, es la capacidad y posibilidad de no morir jamás. 

¿No es eso lo que los seres humanos anhelamos?

Luis María Compés Rebato

Diplomado en turismo, dedico en la actualidad mi actividad entorno a la cultura y, especialmente, a la literatura. Escritor, librero, gestor cultural y editor.