Volver a ser, Portada

Volver a Ser...

En cuestión de horas, me llegan canciones, cuentos e historias para que se lo explique ahora que son pequeñas, para que les haga ver que hay un Sr. Monstruo que no es de ningún color, que es como invisible y que nos atrapa sin apenas tocarlo.

Nadie nos había dicho que era un juego, pero así lo entendieron ellas. El mes de marzo se transformaba en mes de junio cuando el día 10 con sus libros, y por sorpresa, abandonaban el colegio vitoreando un “que mañana no volvemos al cole”, bajo la mirada agobiada de unas familias que en horas reorganizaban sus agendas, rutinas, trabajos y vida familiar. Poco después, se convocaba al “escondite” en la ciudad: nada ni nadie podía circular, todo lugar era perfecto escondrijo pero ninguno era albergue posible (los bares, las tiendas, todo cerrado para no dejar entrar a ese virus omnipresente) para acabar con un “pilla-pilla” donde todos somos posibles contagiados y, de repente, el que no lo sabía, ya estaba infectado.

Me dicen que les cuente que a los bebés o a los niños no les hace daño pero que puede ser mucho peor con los abuelos, pero no me da tiempo. En las noticias, no hay otra información….No paro de pensar en cómo será esa historia cuando sean un poco más grandes. Me cuesta imaginar el relato, pero no paro de confeccionarlo: ¿será igual que el que me contaban mis abuelos de la guerra? Un relato lejano y para el que nosotros estábamos inmunizados…

En cuestión de horas, cambió nuestra existencia. De vivir en un mundo libre, con idas y venidas, libre circulación, derechos sobre todas las cosas, pasamos a un mundo con pies de barro, frágil como todos ante la enfermedad. Por momentos, nos frotábamos los ojos teniendo la sensación de incredulidad, pensando que eso le pasaba a los otros pero no podía ser que hubiera llegado a nosotros. Y mientras, en cuestión de horas, los números de infectados iban subiendo. También los de los hospitalizados y, como en las guerras, los de los muertos. Los de la bolsa, bajando.  Pero si nuestro mundo era elegante, limpio, rico, rápido y fuerte. Sí, pero era humano y el virus sólo entendía de eso. El resto era una falacia. Tuvimos que aprender a recuperar la convivencia real, de horas, días y semanas sin salir, la crianza de los hijos entre archivos y correos a una empresa a la que rogábamos que no cerrara, las comidas y horarios de la vida casera en familia, a almacenar comida para evitar salir y a escapar únicamente de manera virtual. Sí, en un abrir y cerrar de ojos, la tecnología se convertía en el aliado para ponernos en contacto con el exterior, o mejor dicho, con el interior de otros hogares, con nuestros familiares, nuestras amistades, a hacer video llamadas para que pudiéramos vernos la cara, para no olvidarnos de los otros, de simular ir de concierto o a un cuenta cuentos, como solíamos hacer, para sentir que nada había cambiado. Tantas veces en esas ocasiones habíamos menospreciado todo aquello y nos habíamos distraído con las pantallas y ahora lo virtual era lo único real.

En cuestión de horas, todo era virtual. Se acabaron los besos de saludo, los abrazos con tu padre, el regazo de tu madre, visitar un museo, pasear por el barrio o tomarte el café con tu hermana o la cerveza con amigos. En cuestión de horas, convertidos en personajes de un video juego seguramente, inimaginable hace unos días, derrumbando nuestra prepotencia sobre el bien y el mal, igualándonos a todos en un mismo escenario, dirigido por la tecnología del mañana y protagonizado por hogares aislados de una aldea de ayer. En cuestión de horas, volvía a habitarnos el miedo y la incertidumbre que conocieron nuestros ancestros pero, increíblemente, también la igualdad, la solidaridad, la gratuidad, el aliento a través de las redes o los aplausos de las ventanas. Nuestro nuevo mundo era HOY, ése para el que nunca teníamos tiempo y nos devolvía a lo único importante: la supervivencia y el ser.

En FB e IG @sylvieriescobernierescribe

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Sylvie Riesco Bernier
Sylvie Riesco Bernier

Sylvie Riesco Bernier es Catedrática de Escuelas Oficiales de Idiomas de la Comunidad de Madrid (2021), Doctora en Lingüística Aplicada (2007, Sobresaliente CUM LAUDE con unanimidad) y Licenciada en Filología Inglesa (2000) por la Universidad Autónoma de Madrid. Pertenece al Cuerpo de Profesores de Escuelas Oficiales de Idiomas de la Comunidad de Madrid. Es Embajadora de la Paz (España) del Círculo Universal de Embajadores de la Paz (Ginebra y París, 2019). Ha impartido clases en la Universidad Autónoma de Madrid, Universidad Internacional de la Rioja y actualmente también en el Ilustre Colegio de Doctores y Licenciados de la Comunidad de Madrid. Entre otros premios, ostenta el Premio Extraordinario de Doctorado.  2012, Facultad de Filosofía y Letras (UAM) y el Reconocimiento a Madres Cervantes Chico (Ayuntamiento de Alcalá de Henares 2022) por recuperar y dar vida a la biblioteca del Colegio S.Ignacio de Loyola (Alcalá de Henares).

 

Son su condición de mujer y su experiencia como madre las que le han llevado a escribir “La Magia de la Leche: Historias de Amor con mucho sabor” en 2015, libro de maternidad, lactancia y crianza que cuenta con tres ediciones (La Casita de Paz, 2015, 2016 y 2019) y varios premios y que destina sus beneficios a FEDER, Fundación Aladina y la Asociación Española de Bancos de leche.

 

En 2018, nace su primer poemario, “Poemocionario en ti”, una colección de sensaciones y experiencias en torno al hecho de ser mujer, ser madre y/o criatura, que ya cuenta con dos ediciones (Editorial Dilema y La Casita de Paz 2018, 2019) y colabora con el proyecto Avanzadoras de Intermón Oxfam.

 

En la actualidad, la autora participa en diversos festivales de poesía, así como en actos relacionados con la mujer, el cuidado de las criaturas, la no-violencia y la violencia de género.

Comentarios

  • Ignacio De Gregorio

    2020-04-06

    Me encanta, genial Relato :)

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